sábado, 12 de junio de 2010

EL BOLSÓN Y BARILOCHE (ARGENTINA) - PUERTO VARAS Y CHILOÉ (CHILE)

Lo importante fue que a la mañana siguiente estábamos en El Bolsón, pueblo hippie y tranquilo, que duerme entre montañas pobladas de Cipreses amarillos en el otoño, que es en la estación en la que estamos. Por supuesto, aquí nos volvemos a encontrar con Amparo y las catalanas, como si del destino se tratase.

Tambien con Hugo, de quién nos habíamos separado por la mañana, 200 kilómetros antes. Con él y su amiga Jazmín nos fuimos a tomar la cerveza artesana típica de El Bolsón. Probamos…unas cuantas, ¡vaya! (picante, de chocolate, frutas,…).

Al día siguiente alquilamos un coche los cuatro visitando el Lago Puelo, el Bosque Tallado y La Casacada Escondida, en donde todos leimos al entrar el mismo cartel de “Cuidado, ladrones”, no le hicios caso; y cuando volvimos al coche nos habían robado las mochilas: Nada imprescindible, pero el resto de la noche se perdió dando parte en la comisaría (habían detenido a un loco que se pasó dos horas golpeando y gritando fuera de sí que lo sacasen de allí).

Para “celebrar el suceso” nos fuimos de parrillada al restaurante “A Punto” (¡sublime churrascada!), y donde el camarero catalán –Oliver- nos invitó a un par de botellitas de cava porque “comparto vuestro sentimiento.

Al día siguiente volvimos con la policía al lugar de los hechos, en acto inútil.
Lo que nos quedaba por ver en este pueblo era la jineteada dominical: Fiesta popular argentina en la que los gauchos montan caballos salvajes. También nos intentaron envenenar con mal vino, y resucitamos con la Carne a la Estaca y el choripán.
Por la noche nos fuimos a Bariloche, donde nos esperaba Belén.

En Bariloche, la conocida Tierra de los Lagos, visitamos el cerro Campanario, el cerro Otto e hicimos una parte del “recorrido chico” (recorrido entre lagos). Estos paisajes se parecen mucho a Suiza, incluso las casas y sus tejados de dos aguas.

Volvemos a toparnos con israelitas en el albergue. Hay muchísimos por aquí. Nos comentan que su gobierno, terminados los dos o tres años de servicio militar obligatorio, les paga un viaje a la Patagonia, o a Tailandia; asi que se pasan el día buscando la manera de pagar lo menos posible en todo lo que hacen, y sorprendentemente ganan a los españoles en este menester. Eso sí, por aquí, la Patagonia extensa, la gente no les tiene demasiado aprecio, tanto por su forma de viajar, como por su carácter cerrado, sobretodo si viajan en grupo.

Se rumorea que no están aquí por casualidad: Existe la teoría subversiva de que Israel está mandando a tanta gente a la Patagonia para incentivarlos a comprar tierras y llegar a crear un estado sionista, en el lugar donde está el bien del planeta que en el futuro será más cotizado: el agua.
En Villa La Angostura visitamos el bosque de los Alerces Milenarios (lo que es curioso debido a que no suelen formar bosques, sino que se encuentran mucho mas esparcidos en el terreno).

Y al día siguiente entrábamos nuevamente en Chile, llegando a Puerto Varas, ciudad vacacional por excelencia de esta parte del país. Conseguimos una buena foto del Volcán Osorno, y vimos las típicas casas de arquitectura germánica que conforman el casco histórico del pueblo.

De aquí nos partimos al día siguiente hacia Chiloé, isla de la parte norte de la patagonia que es como Galicia (quisieron llamarla nueva Galicia, pero el nombre no cuajó), verde, bonita, llena de marisco y dicen que lluviosa. Digo que "dicen" porque a nosotros nos tocó sol en los 2 días que estuvimos. También dicen que Chiloé tiene 2 estaciones: la de invierno y la estación de tre y que acá llueve 13 meses al año. Castro es la ciudad importante de la isla y visitamos las típicas casas construidas sobre el mar, al parecido a Venecia (salvando las diferencias).

Al día siguiente vimos más construcciones típicas en Achao, una de varias islitas, y allá comimos Curanto. El curanto es un plato "endémico" de la zona, consiste en cocinar marisco, carne y verduras, todo junto enterrado y cocinado con piedras calientes. Además pedimos un entrante de erizo, con un sabor a mar era muy intenso.

Dejamos Chiloé con la sensación de que está tierra tiene mucha magia y tesoros por conocer como su cultura propia y la calidez de su gente.

2 comentarios:

  1. Qué maravilla de fotos, qué lugares tan impresionantes... ea disfrutdad. Yo espero algún día poder recorrer esas tierras y deleitarme con estos paisajes. Feliz viaje

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  2. estoy buscando hoteles en bariloche para irme en unos meses. me dijeron que es bellisimo. espero poder concretar mi viaje

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