Desde Valparaiso nos fuimos a Llai Llai o Llaillay o Llay-llay (viento-viento). La verdad, no creo que Llai Llay venga en muchas guías de viajes, así que la razón por la que fuimos allá fue vistar a un amigo, Guille, que vive allá desde hace tiempo con su mujer Celia y sus dos hijas. La verdad que fue un verdadero lujo el convivir con ellos unos días y ver como es la vida de una familia en esa parte de Chile. Además estuvimos un par de días de entre semana, con lo que pudimos ver como funcionaba su escuela, los niños están para comerselos!!!. un verdadero placer.
Además de dar una vuelta por el pueblo, el sábado nos fuimos a una especie de self-service o tenedor libre, donde degustamos sabrosos asados y ensaladas... umm, que rico!! Y el domingo vistamos el parque las palmeras, donde toda la montaña esta repleta de palmeras chilenas, un paisaje donde de cualquier esquina nos puede aparecer un dinosaurio... muy lindo.
De Llay-llay nos dirigimos temporalmente de vuelta a Santiago de Chile, estuvimos de gestiones laborales pero todas sin fruto así que dirigimos nuestros pasos a La Serena. Como su nombre indica, una ciudad muy tranquila con atractivos más importantes el casino, la comida, el museo histórico y la playa.
En el museo vimos otro Moai, el más viajado de todos los Moais, ya que estuvo por España, Italia y Francia hasta acabar en el museo. El casino es una gran edificación nueva y poco atrayente, pero con buenos postres y mucho vicio. Además nuestra couch era asidua al sitio porque los domingos por la noche siempre daban buenas premios!!! y eso hay que aprovecharlo (nosotros sólo tuvimos el premio de 1 baño gratis).
En la población más cercana tienen una mega-hiper cruz (sin llegar a la del Escorial) en homenaje al Papá Juan Pablo II y a los obispos y arzobispos del país. Lo mejor de ello son las vistas.
De aquí nos fuimos al valle del Elqui, famoso por los viñedos y por la fabricación de pisco, bebida tradicional chilena en disputa con Perú por el origen de la misma. Es sorprendente los diferentes tonos de color que presenta el valle, desde el verde manzana de las hojas en plena fotosíntesis, al amarillo amarronado de las hojas ya secas con el color arena o rojizo de las montañas que rodean el valle, todas ellas sin un atisbo de verde, ni siquiera los cactus o palmeritas manchan las laderas de verde.
Como era lunes!!!!! ... la pisquera principal estaba cerrada, así que nos fuimos a una más pequeña y más artesanal, y la verdad, el pisco con sus 40º estaba ESPECTACULAR!!! Así que no pudimos resistirnos a comprar una botella (que por cierto, era muy chula).
Por lo noche, visitamos un centro de observación astronómico (que no astrológico). Vimos estrellas, constelaciones, planetas como Marte y Venus y los agujeros que tiene la Luna, IMPRESIONANTE!!! Es algo que si no lo ves o te lo explican no le das la importancia que tiene. Altamente recomendable a pesar del frío.
Nuestro siguiente destino fue Antofagasta, así como suena no tiene pinta de ser una ciudad bonita y, sinceramente, no lo es. El couch que nos acogió no estaba (curra en una mina 8 días y descansa 6) y nos acogieron sus padres. Todo un lujo de familia, encantadores, su madre cocina maravillosamente y nos chupamos los dedos en cada comida. Su padre, con muchas historias que contar sobre Chile y con más energía que Montse y yo juntos. Fue un verdadero placer compartir con ellos esos días. Nos enseñaron la Portada, una formación rocosa en la costa y visitamos la playa donde van de vacaciones, en donde vimos el piure en roca y un montón de conchas de ostiones (mini vieras).
Ahi conocimos a la otra Monserrat Alvarez .... presentadora de programas de investigación en Chile!!.
Nuestro camino nos llevó a San Pedro de Atacama, de los desiertos más secos del mundo y donde se pueden visitar más que ese atractivo turístico.... pero eso será en el siguiente capítulo!!!
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